Una opción que siempre funciona en esta estación es combinar el blanco con un azul celeste intenso, incluso turquesa, evocando a cualquiera de las islas griegas o a los pueblos ibicencos. Otra idea es mezclarlo con maderas salvajes, dándole un toque más rústico. Esta última estampa puede combinarse con colores pasteles, tales como rosas o verdes, dándole un aire soñador al espacio.
Como no, el blanco contrasta también estupendamente con accesorios decorativos de colores llamativos. Una lámpara en fucsia, unos cojines amarillos, velas, adornos… cualquier objeto que dé un aire personal y un toque distintivo, así como una nota de color a tu hogar.
Si preferís apostar por estampados, esta temporada acertaréis con los dibujos florales y de insectos u animales. Se lleva lo natural, sobre todo impera en mantelerías y vajillas, aunque también lo encontramos en cortinas y cojines.
Este estilo romántico también deja espacio al ‘american vintage’, muy presente en la decoración de este verano. En concreto, nos referimos a la estética de los años 50, tan de moda últimamente en restaurantes y accesorios. Colores pasteles y con un toque antiguo que encontramos en todo tipo de complementos para el hogar.
Podéis leer el artículo completo en la revista Mad about Málaga
Ambas cosas de Ikea |